lunes, 14 de abril de 2008

Al fin

Al fin tengo algo así como un diagnóstico: el mío es un "cerebro ansioso", lo cual significa... ansiedad crónica/permanente.

He sufrido de ansiedad desde los primeros momentos de mi vida, pero era incosciente de ello. Para mí simplemente era la "manera normal de ser", porque no puedes meterte en la mente de los demás para comparar cómo de nerviosos están los demás por dentro en comparación contigo.

Hace un año y medio la situación dentro de mi cerebro se salió de control y entonces empecé a sufrir mi trastorno de ansiedad actual. Pero era simplemente eso, una situación fuera de control. Siempre he tenido ansiedad y siempre la tendré, durante el resto de mi vida.

Pero hey, eso no es malo, es mi forma natural de ser. Y es genial saber al fin la verdad, saber los cómos y los porqués....

Ahora tengo que aprender a vivir con ello de nuevo. Aprendí a hacerlo cuando era un bebé, por medio de mecanismos automáticos inconscientes. Ahora tengo que hacerlo de nuevo conscientemente, mientras afronto la vida "adulta", la maldita hipoteca, el trabajo, la gente mala ahí fuera... ;P

Al menos me siento muy feliz por una cosa: las pastillas no son para mí. Me lo ha dicho mi psiquitara: "Tienes que reeducar tu cerebro, no luchar contra él con la medicación. Necesitas practicar un método de relajación físico-mental, tipo Tai-chi o Yoga". Empecé ayer con un tratamiento con medicación de tipo anti-epiléptica (sí, anti-epilépticos... un curioso desorden el mío), pero sólo como refuerzo hasta que el Tai-chi o el Yoga empiecen a hacer efecto en mí.

YO: Pues ya tengo diagnóstigo de qué es lo que me pasa al fin...
AMIG@ (el del otro post): Ah, si?
YO: Sí... bueno, pues es algo así como ansiedad crónica, vamos, que lo voy a tener para toda la vida...
AMIG@: Pero eso en el fondo es bueno!

Y acto seguido cambiamos de conversación sin que me llegara a enterar de la argumentación que habría concatenado su mente. En fin......

La parte positiva es que he visto quiénes son esos pocos, muy pocos, que han aguantado escuchando en silencio tras año y medio como el primer día. Y sé que ante la revelación de eso nunca podré estar suficientemente agradecida. Nunca.